Giraría en la segunda estrella a la derecha, volando hasta el amanecer.
Nunca jamás ya no es mi lugar.
No es más que los desechos del recuerdo de un verano triste, Calor de infierno, jaulas de hierro, cariños de ensueños y quimeras lunares.
Caminar entre el asoleo de tus palabras, rompiendo esquemas con esa voz ronca, olvidando que existe más allá de mi frente, pero el hastío como siempre es fuerte, la oferta descarada y los principios quedan insertos para romper cualquier final posible.
Es mejor así, sí es mejor.
Tomar aquellos caminos donde nunca cruzaremos destinos, pues fue un desliz de nuestras almas el sabernos conocidos.
Sonreír con el viento en la cara, pues lo único bueno es que no he derramado ninguna lágrima.
Y te vas seco, me voy seca, estoy seca, como siempre, como nunca, como siempre debió haber sido, tu voz ronca es una quemadura, deja su marca perpetua, pero no sangra, duele y no sana, pero ya no sangra.