Quiero brazos flacos, piernas flacas
y mis clavículas bien remarcadas.
Esperabas "ese" momento para alejarte de mis labios y recuperar el pudor que dejaste colgado en el armario de la entrada. Apoyabas tu barbilla sobre mi pecho y luego me decías que a ti te gustaban las cosas bien hechas, de las que puedes terminar sin sentirte vacío.